domingo, 22 de mayo de 2016

Pensamiento filosófico de Martin Heidegger


Pensamiento existencialista de Martín Heidegger



Otro gran filósofo de la época contemporánea es Martin Heidegger, que al igual que Nietzsche nos dará una idea controvertida del hombre y la cultura. Este filósofo nació el 26 de Septiembre del 1889 en Messhirch, pequeño poblado rural del país de Bader, al sureste de Alemania. En 1906, se inscribe al de Friburgo, en Brisgau donde termina sus estudios secundarios. Más tarde estudia filosofía en la universidad de Friburgo donde sus maestros filósofos fueron Rickert y Husserl. En 1914, al estallar la Primera Guerra Mundial, Heidegger se doctora en filosofía con las tesis ``La doctrina de las categorías y de la significación en Duns Escoto´´. Después de eso, escribe muchas obras, donde la más conocida y fundamental es El ser y el tiempo (cabe señalar que esta obra quedo inconclusa), donde aquí se considera como punto de partida de la filosofía de Heidegger, donde es una filosofía existencial.
Así, a la filosofía de Heidegger seria, en el fondo, una de las modalidades del existencialismo contemporáneo. Respecto a la filosofía de Heidegger no acepta una concepción que subordine a ésta a ciencias particulares, como en cierto modo lo había instituido la vuelta al kantismo a mediados del siglo XIX.
Para Heidegger la tarea fundamental de la filosofía consiste en aclarar, en dilucidar el sentido del ser y esto lo lleva a plantear una pregunta fundamental: ¿En qué ente hay que escudriñar el sentido del ser? Heidegger encuentra que la vía de acceso al ser es nada menos lo que llama el ``daisen´´, es decir el ser concreto, el hombre mismo. De esta manera, la realidad primaria, donde el ser se aprehende con su sentido original es el hombre o dasein.



El dasein (que en alemán significa ``el ser-ahí´´) es la existencia, la realidad humana, el estar siendo, el cual es más importante sobre los demás entes o seres porque en el curso de su compresión se abre, se revela la realidad del Ser (ser general, no ser como ser siendo). De este modo, el hombre se convierte en el fundamento de la ontología (o ciencia del ser).
El hombre puede elegirse a sí mismo, puede conquistarse o perderse. Si bien todo proyecto se funda en un acto de libertad, éste también limita al hombre, quien se encuentra en dependencia de las necesidades y limitado por el conjunto de instrumentos, de cosas, constituidos por el mundo.  En efecto, el ser ahí existe en el  mundo y actúa sobre las cosas que tienen el sentido o implicación de instrumentos, de útiles. Para Heidegger el mundo es el mundo que el hombre hace, el mundo es lo que ésta a la mano, lo que podemos transformar mediante nuestras técnicas, nuestra industria y nuestras ciencias. El mundo no es de manera originaria una realidad que haya que contemplar, cosas de nuestro alcance y no cosas que haya que contemplar como presentes.
Además, el estar en el mundo significa que la existencia humana no puede existir sino vinculada a otro u otros entes; no hay yo sino en y por un nexo con otra u otras cosas.

Existencia inauténtica y auténtica

El análisis del dasein descubre la contingencia o finitud de su ser. La situación del hombre en el mundo es estar en un estado de caída o de yecto, lo que significa que estamos inexplicablemente en el mundo, sin justificación, suspendidos en la nada y ante la ineludible posibilidad de la muerte. Heidegger, como0 muchos otros filósofos existencialistas, distingue 2 modos de existencia: la Inauténtica y la auténtica.


Existencia Inauténtica

Consiste en un entretenerse con las cosas, un entregarse a la trivialidad de las relaciones sociales o de los placeres estéticos, un olvidar la profunda tragedia de la existencia. Y aquí, el dasein se despreocupa, se involucra en la vida cotidiana donde predomina el uno: el ``se´´, en las formas del ``se ve´´, ``se dice´´, etc., que delatan una existencia superficial, banal o impersonal. En la dictadura del uno el ser ahí no se determina por sí mismo sino según lo que se dice. Así se regocija como uno lo hace, juzga como uno  juzga, lee lo que uno lee y también se dice “uno se muere". De esta manera el uno acaba siendo nada ni nadie, desalojando al “ser ahí" de su ser.



Existencia auténtica


En cambio de la Inauténtica , es un abrazarse con la angustia, un vivir consciente de la fragilidad del existir, una presencia constante del destino último de la existencia: la nada, a través de la muerte. La angustia no es un miedo de algo concreto (el miedo ante un temblor o una guerra, etc.). Es una vivienda que nos permite percatarnos de la nada, de la muerte como parte sustantiva de nuestro ser.

Ser para la muerte 

Como vimos el ser auténtico, para Heidegger, se revela por la conciencia de la muerte, por una anticipación de la muerte que no significa, propiamente, una precipitación de la hora de la muerte ni una especulación sobre el momento y la forma de su llegada, sino que la anticipación de la muerte, permite al ser ahí aprehender la muerte por lo que es decir, en cuanto a la posibilidad. La anticipación de la muerte es una “posibilización" de la posibilidad de la muerte. La muerte ni es, sin embargo, una posibilidad entre otras, sino que es la posibilidad extrema del ser ahí. En esta posibilidad extrema e inevitable el ser ahí existe en forma auténtica. La muerte es, en fin, la posibilidad invencible, la anticipación de la muerte hace del ser ahí un todo, puesto que todas las otras posibilidades existenciales parece subordinarse a ese poder ser primordial.



Para saber más de este personaje y su filosofía puedes consultar en:
Heidegger y su filosofía













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